¿Resucita Juntos por el Cambio? Los desafíos de la oposición dialoguista

Bajo la conducción de Mauricio Macri, el partido busca marcar límites institucionales al Gobierno mientras empuja su propia agenda de reformas. El dilema de la identidad frente a La Libertad Avanza, el rol de Bullrich como espada oficialista y la incógnita de un Juntos por el Cambio que algunos sectores intentan resucitar para 2026.

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El PRO cierra el 2025 atrapado en una paradoja de supervivencia: mientras celebra el ajuste económico de Javier Milei, intenta diferenciarse de las formas institucionales de La Libertad Avanza y construirse como alternativa. Entre las advertencias por el manejo judicial y el despliegue de agendas propias sobre las reformas laboral y previsional, el espacio busca posicionarse como el 'garante' de la gobernabilidad sin resignar su identidad.

Con Mauricio Macri al frente del partido por dos años más, el PRO entra en una etapa diferente: la misión será definir y construir un futuro propio. Se trata de una discusión que se gestó antes de las elecciones de octubre de 2025, pero que se hizo pública tras los comicios ante la necesidad de sobrevivir y preservar una identidad que hoy se desdibuja en su relación con La Libertad Avanza.

En su último newsletter del año, María Eugenia Vidal — quien marcó distancia del pacto electoral con el Gobierno desde el inicio— aseguró que “es mucho más necesario construir una alternativa nacional al Gobierno para que el kirchnerismo no vuelva a gobernar, vuelvan las inversiones, se genere empleo y la próxima elección no sea tan dramática”. Para la ex gobernadore, el sistema requiere de dos opciones de derecha fuertes para garantizar el "no retorno del populismo". Una de ellas, por supuesto, debe ser el partido amarillo.

Si bien el macrismo destaca los resultados económicos de la gestión libertaria, como la baja de la inflación y el ordenamiento macro, el espacio no ahorra en advertencias sobre el vínculo territorial con municipios y provincias. En esa línea, en el último informe de la Fundación Pensar, Fernando de Andreis – de extrema confianza de Macri - planteó la necesidad de "acuerdos amplios" para avanzar con reformas que el PRO considera centrales: la reducción de costos laborales, una reforma tributaria y cambios estructurales en el sistema previsional.

Pese a las coincidencias económicas, el partido de Macri encendió varias red flags. Entre ellas, las vacantes judiciales y el intento de nombrar jueces de la Corte por decreto (una maniobra que el propio Macri ensayó en su inicio de gestión hasta que la Justicia lo frenó). También figuran en la lista de reclamos el naufragio de la ley de Ficha Limpia, las restricciones al acceso a la información pública y el decreto que le quitó a la UIF la facultad de ser querellante en causas de corrupción. Como un llamado de atención menos dramático, aparece la designación de auditores de la Auditoría General de la Nación.

Mientras el PRO redefine su identidad, sus desprendimientos también enfrentan un 2026 complejo. Patricia Bullrich, consolidada como la espada política del oficialismo, deberá encarar la discusión de la reforma laboral y el Código Penal con el objetivo de llegar al recinto el 11 de febrero.

En el entorno de la ministra, el cierre de año fue accidentado: Gerardo Milman, su hombre de confianza, se quedó finalmente sin una Dirección en el Senado tras el naufragio de un trámite que parecía encaminado. Pese al revés, Milman seguirá operando como asesor de Bullrich en “temas puntuales”.

Por otro lado, Horacio Rodríguez Larreta inicia un año clave para su candidatura a Jefe de Gobierno, siendo el único opositor por fuera de la grieta que logró un caudal de votos relativamente sólido, del 8%. Con un bloque de siete miembros en la Legislatura porteña, el "pelado" se autopercibe como la llave de cualquier negociación en la Ciudad. Aunque hubo acercamientos con la UCR para ampliar su espacio, por ahora los radicales prefieren mantener su identidad para negociar a varias bandas.

En el territorio porteño sigue viva la intención de resucitar la marca Juntos por el Cambio de cara al 2027, apostando a una unidad que evite la fragmentación del voto frente a La Libertad Avanza. En el Congreso, esa sintonía ya se traduce en el interbloque "Fuerza del Cambio", integrado por el PRO, el MID – puente con e llarretismo en CABA - y sectores de la UCR dura, aunque dejando fuera a las expresiones más progresistas que, sin embargo, aún conviven bajo el mismo techo en la Capital Federal.

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