Familias pobres: 1 de cada 3 argentinos usará el aguinaldo para pagar deudas, el doble que en 2024

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El aguinaldo de diciembre llega con un cambio de prioridades para millones de familias argentinas debido al impacto de la crisis económica. En un contexto de salarios ajustados y consumo contenido, se duplicó la cantidad de trabajadores que planea usar ese ingreso extra para pagar deudas acumuladas y afrontar gastos corrientes. La decisión refleja un escenario en el que la estabilidad financiera se impone por sobre el ahorro, el ocio o la inversión.

Datos privados confirman una tendencia que se viene profundizando a lo largo del año: el aguinaldo dejó de ser un “extra” y pasó a funcionar como un salvavidas financiero. De acuerdo a un relevamiento nacional realizado por la consultora Focus Market sobre 3.875 casos, el 29% de los trabajadores destinará el aguinaldo a cancelar deudas, más del doble que en 2024, cuando esa opción representaba apenas el 13%.

 El salto de 16 puntos porcentuales es el cambio más significativo dentro de los distintos usos del ingreso adicional de fin de año. En términos prácticos, esto implica que tres de cada diez argentinos utilizarán el aguinaldo para aliviar compromisos acumulados, principalmente vinculados al consumo cotidiano.

 La deuda como prioridad en los hogares

El fuerte aumento del pago de deuda está directamente relacionado con el deterioro del poder adquisitivo y el uso extendido de la tarjeta de crédito como herramienta para llegar a fin de mes. Servicios, alimentos y gastos corrientes explican buena parte del endeudamiento que hoy condiciona a las familias.

En este escenario, el aguinaldo aparece como una instancia clave para recomponer balances domésticos. Desde Focus Market advirtieron que el comportamiento refleja una lógica defensiva: reducir pasivos antes que asumir nuevos compromisos o destinar recursos al consumo discrecional.

El fenómeno no es aislado. A mediados de 2025, más del 30% de los argentinos ya había utilizado el aguinaldo de junio para cubrir gastos básicos, una señal de que la presión sobre los ingresos es persistente.

Menos vacaciones y menos inversiones

En paralelo al avance del pago de deuda, se observa una caída en el uso del aguinaldo para vacaciones e inversiones, en particular el dólar. El porcentaje destinado al turismo bajó del 26% al 19%, mientras que la compra de acciones retrocedió del 23% al 19%.

La menor predisposición al gasto en ocio responde tanto a la incertidumbre económica como a un diciembre con recesos laborales más acotados. En cuanto a las inversiones, el repliegue sugiere cautela frente a un mercado financiero todavía volátil y una preferencia por mantener liquidez. Este cambio de prioridades confirma un patrón claro: las familias priorizan cubrir lo esencial antes que proyectar a largo plazo.

 Menos dólares y cambios en el ahorro

Otro dato relevante es la reducción en la compra de dólares, que cayó del 16% al 12%. La menor demanda de divisas sugiere que los salarios no alcanzan para protegerse en moneda extranjera, por lo que la apertura del cepo no se traduce en salida de divisas por el comportamiento de ahorristas.

Las opciones tradicionales de ahorro también pierden peso. El plazo fijo apenas concentra el 2% de las preferencias y el stockeo en supermercados cae al 1%. En contraste, las billeteras digitales se mantienen estables, funcionando más como herramientas de administración diaria que como refugio de valor.

 El aguinaldo de diciembre será percibido por más de 10 millones de trabajadores registrados en todo el país, entre el sector privado, el sector público y el empleo en casas particulares, según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Sin embargo, para una parte significativa de ellos, ese ingreso no se traducirá en consumo adicional.

Con salarios que no se recomponen, la deuda sigue siendo el principal condicionante del presupuesto familiar. El relevamiento muestra que la recuperación no llega a los hogares medios y bajos. Así, el aguinaldo vuelve a cumplir un rol clave: no como impulso al crecimiento, sino como herramienta para equilibrar cuentas y aliviar la presión financiera acumulada.

 

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