La OMS recomienda que los medicamentos para adelgazar sean “accesibles universalmente”

Se calcula que existen mil millones de personas obesas y tan solo una de cada diez puede costearlos. En Argentina, los precios del esquema mensual van de 130 mil a 700 mil pesos.

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Con la obesidad y el sobrepeso como uno de los grandes problemas de salud pública a nivel mundial, los medicamentos para adelgazar adquirieron, en el último tiempo, una visibilidad inusitada. Y, con tanta variedad y tanta pseudociencia prometiendo soluciones mágicas, el hecho de que ahora la Organización Mundial de la Salud sea la entidad que recomienda la validez de una serie de fármacos adelgazantes representa una buena noticia. Se trata de los denominados “GLP-1”, que incluyen algunos como Ozempic, Wegovy o Mounjaro, y que fueron incorporados a una lista de “esenciales”. La ventaja: funcionan y son saludables. La desventaja: el acceso, pues se estima que a la fecha tan solo el 10 por ciento de los pacientes pueden costearlos.

La falta de acceso, por tiro de elevación, puede hacer que la revolución de los medicamentos en obesidad no llegue a buen puerto. En Argentina, se estima que la versión local puede costar alrededor de 130 mil pesos por mes, mientras que las versiones extranjeras hasta cuatro veces más. Todo depende del objetivo del paciente, según lo que indique el profesional.

 “Si bien los medicamentos por sí solos no resolverán esta crisis sanitaria mundial, las terapias con GLP-1 pueden ayudar a millones de personas a superar la obesidad y reducir sus efectos adversos”, manifestó en rueda de prensa, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la OMS. En ese acto, recomendó el uso de estas terapias en el tratamiento a largo plazo de la obesidad en adultos, con excepción de las mujeres embarazadas. Al mismo tiempo, la entidad exhortó a las instituciones de ciencia y salud a seguir recolectando más evidencia que permita robustecer aún más su eficacia y seguridad.

Mariángeles Espiño, especialista en Nutrición y Diabetes y jefa del Servicio de Nutrición del Sanatorio Trinidad Quilmes, señala a Página 12: “Son drogas que vinieron a revolucionar el tratamiento de la obesidad. No se comparan con todo lo antes conocido, ya que tienen una alta efectividad en la mayoría de las personas, alrededor de un 90 o un 95 por ciento. También es cierto que son caras, por eso es importante trabajar sobre las coberturas y el acceso".

Bajo esta premisa, la OMS incluyó los medicamentos que combaten la obesidad en la lista de medicamentos esenciales, en la que también se encuentran otros 532. Si son imprescindibles, por tanto, “deben ser accesibles universalmente”, reclamaron desde la organización.

La hormona estrella

La GLP-1 es una hormona vinculada a la secreción de insulina. Por ello, en un principio, el medicamento que imitaba su función (semaglutida) fue pensado para combatir la diabetes. Luego, como se trata de la misma hormona que regula la sensación de saciedad, los niveles de azúcar y las funciones digestivas, se creyó que podría tener un rol clave en el caso de las personas obesas o con sobrepeso. Incluso, se comenzó a ver que el fármaco puede tener buenos resultados a nivel cardiológico, al reducir infartos, ACV y muertes cardiovasculares.

La especialista continúa narrando su experiencia: "Estas medicaciones nos ayudan porque tienen un efecto sobre el sistema nervioso, sobre el cerebro. Bajar de peso no es una cuestión de voluntad, de cerrar la boca, de hacer tal dieta, de restringir el hidrato de carbono ni de hacer ejercicio. Hay toda una cascada hormonal y de neurotransmisores que actúan, y son fármacos que trabajan de manera muy adecuada en esa línea. Son drogas que actúan sobre las decisiones de comer y no poder parar. Una vez corregida la obesidad, se puede empezar a trabajar desde otro lugar con los pacientes".

Se calcula que mil millones de personas son obesas en el mundo; y, lo que aún significa más, hacia el final de la década, esa cifra podría duplicarse. La OMS definió a la obesidad como “una enfermedad crónica que debe tratarse de por vida”. Aunque durante mucho tiempo, existían discusiones en torno a su etiqueta de “enfermedad”, en la actualidad parecen no quedar dudas. Como muestra sirve un botón: en 2024, se estima que 3,7 millones de personas alrededor del globo fallecieron por esta causa. Además, quienes tienen obesidad, poseen más riesgos de tener afecciones cardiovasculares, diabetes y cáncer.

Si bien la decisión de la OMS no es vinculante para los países, sí es importante en la medida en que facilita las chances de que las naciones instrumenten políticas de salud pública con el objetivo de democratizar las condiciones de acceso a estas medicinas. Al darles reconocimiento, también puede funcionar como un espaldarazo para intentar regular el mercado negro que desde hace tiempo comercializa opciones que prometen resultados similares, aunque sin ningún tipo de supervisión.

Más accesible

En el presente, medicamentos para adelgazar como Ozempic o Wegovy gozan de una gran popularidad. De hecho, uno de los primeros que los promocionaron fue Elon Musk, que mostraba cómo le habían ayudado a perder peso. Lady Gaga y Kim Kardashian también se sumaron a defender los resultados de los productos. En Estados Unidos, por caso, se calcula que, desde comienzos de 2024 a la actualidad, el porcentaje de pacientes que emplean fármacos GLP-1 se incrementó del 5,8 al 12,4 por ciento. De hecho, es la primera vez en décadas en que la obesidad ha parado de crecer en aquel país.

El fenómeno es alentador, pero las posibilidades de los usuarios en Estados Unidos no es la misma que en otras naciones con menos recursos. Son medicamentos que pueden provocar un punto de inflexión en el tratamiento de la obesidad, aunque, para ello, se requiere que más personas alrededor del mundo puedan acceder a ellos. Si solo una de cada diez puede adquirirlo, la revolución que prometen las compañías se queda a mitad de camino.

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