Más de 400 trabajadores quedaron en la calle por la quiebra de ARSA, productora de postres y yogures SanCor

Más de 400 trabajadores, exactamente 420, no tienen consuelo. El Juzgado Comercial número 29 Secretaria 58 decretó la quiebra de Alimentos Refrigerados Sociedad Anónima (ARSA), la empresa que producía los postres, yogures y flanes con la marca SanCor. Allí además, producían a terceros, la leche Lechelita.

La resolución dispone la liquidación total de la empresa, la inhibición de bienes, el embargo de fondos, el cierre de las dos plantas industriales de Arenaza en provincia de Buenos Aires y la de Córdoba, y el impedimiento de salida del país de su presidente Santiago Jesús Segovia Brun. 

En 2016, SanCor Coooperativas Unidas Ltda. crea Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA) y le vende el 90% de la operación a Vicentín Family Group por USD100 millones. La operación incluía las dos plantas y “las fórmulas y marcas de productos elaborados en esas instalaciones, entre las que se encuentran Shimy, Yogs, Sublime, Flan Casero y Primeros Sabores”.

Luego aparecieron los empresarios venezolanos Manuel y Alfredo Fernández para gerenciar y hacerse cargo de la operación, conocidos por controlar La Suipachense a través de Maralac S.A..

 Adiós a los clásicos yogures y postres de SanCor

La quiebra llega tras un frustrado concurso y después de años de incumplimientos. Para todos los trabajadores, algunos con más de 30 años en la ex SanCor, el 13 de mayo de este año, fue el día del engaño y la traición. La empresa anunció la paralización de las plantas por un mes para reordenarse, pero nunca volvió a abrir sus puertas, no se cumplieron obligaciones, no se pagaron deudas, no se pagaron sueldos, ni aportes.

 Más allá de números y juzgados, el impacto de esta quiebra en sus trabajadores es inconmensurable. En la planta de Arenaza trabajaban 220 operarios, más otros 200 en la planta de Córdoba. Para dimensionar esto, vale recordar que Arenaza es un pueblo de la provincia de Buenos Aires de 2.000 habitantes, ubicado a 35 kilómetros de Lincoln. 

Alrededor de 60 familias de Arenaza se quedaron sin sustento, sumado a otras 15 familias del pueblo de Roberts de 5.000 habitantes y el resto pertenecían a Lincoln.  Los trabajadores que vivían en Lincoln viajaban 70 kilómetros diarios para ir y venir de la planta. 

Luciano Asad Elías, hace 20 años que trabajaba en la planta de Arenaza y fue electo como Secretario General de la Asociación de Trabajadores de la industria Lechera de la República Argentina (Atilra) de la Seccional Junín.

“El Turco” como lo conocen sus compañeros de lucha contó cómo están los trabajadores “la situación es desastroza, a 250 trabajadores no les pagan el sueldo desde junio de 2024, al resto le deben sueldos. Hay deudas salariales, de aportes patronales, de obra social, pero el sindicato siempre les dio atención médica a los compañeros y junto al ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires se les da una orden de compra para poder comprar mercadería y sobrevivir a los compañeros que se quedaron en la lucha por la reapertura. El ministerio de Trabajo bonaerense esta pendiente de lo que nos pasa”.

Desde los trabajadores señalan “para nosotros el responsable es Vicentín y los venezolanos como gerenciadores que hicieron todo lo que hacía falta para fundir a la empresa. Todo empezó con maniobras de vaciamiento en agosto de 2022. Las actividades seguían a los ponchazos y luego del cambio de gobierno de diciembre de 2023 todo empeoró, una semana antes de la feria judicial la empresa se concursó y empezaron los problemas de falta de insumos para producir en junio del año pasado ya ni pagaban salarios. Es una situación muy triste, que genera mucha angustia. Hay gente que entró a los 18, tiene 40 años en la empresa, y varios que estaban a punto de jubilarse”, dijo el secretario general electo de Atilram que asumirá su cargo en enero.

 SanCor la histórica cooperativa láctea que tuvo que vender por la crisis en 2016  

Hace tres años y medios que la empresa no hace aportes a la obra social de los trabajadores, que gracias al sindicato tienen cobertura. “Si bien la mayoría son hombres, también hay mujeres que son jefas de hogar y que la quiebra les dio el tiro de gracia a todos sus sueños e ilusiones. Hay muchos compañeros que están atravesando graves problemas en su salud mental, muchos con depresión. Jamás pesamos como compañeros que nos iba a pasar esto, que podíamos estar tan mal. Nunca nos imaginamos que con la llegada de Vicentín venían a destruir el entramado productivo más importante que teníamos”, explicó. 

Una década atrás la realidad era otra. “Entré a la planta en 2005, hasta el 2015 viví una revolución productiva, era una locura lo que se producía, no dábamos abasto. Se incorporó mucha gente y hasta tuvieron que ampliar la línea de yogures. Luego la cooperativa entró en crisis, tuvo que vender y empezaron los problemas. Nunca imaginé que esto iba a terminar así, tuvimos que pedir la custodia de la planta porque es el resguardo de nuestras indemnizaciones”, explicó a BAENegocios.com 

 La medida judicial llegó tras el frustado concurso, no se registró ningún interesado al proceso de salvataje. Aunque aseguran que muchos pedían la quiebra para poder luego avanzar. 

Hace meses que los venezolanos titulares de Maralac no aparecen, nadie conoce su paradero. El 11 de diciembre se realizará una audiencia presencial y se le pedirán explicaciones al presidente de la sociedad, Santiago Jesús Segovia Brun y si no se presenta irá la fuerza pública a buscarlo, según advierte la resolución. Los acreedores tienen plazo hasta el 9 de febrero para presentar su pedido ante la sindicatura.

Los trabajadores hoy tendrán una asamblea a las 19 horas para debatir los pasos a seguir. Aunque en los papeles no queda mucho por hacer, la quiebra es el fin de ARSA y de una historia láctea.